A Marcelo Ebrard Casaubón,
anterior gobernante de la ciudad de méxico, se le puede acusar de muchas cosas,
pero también se reconoce su capacidad de mantener el equilibrio funcional de la
ciudad más complicada del mundo en términos políticos, de servicios y control
de la delincuencia… pero se le debe dar otro mérito: fue el último gobernante
de izquierda que tuvo este ensangrentado país…
El sucesor es un mediocre funcionario
y oscuro político Miguel Ángel Mancera que tuvo la suerte obtener la mayor
votación en la historia de la capital del país precisamente gracias a los
atinos de Marcelo…
Ya en el poder la forma de
gobernar de Mancera destaca por autoritaria, carencia de sensibilidad ante la
pobreza, acercamiento obsesivo a Peña Nieto, incumplimiento de promesas de
campaña, falta de pericia política, reducción de programas sociales,
indiscriminado aumento de impuestos, censura a la inconformidad social, desempleo
y su insistencia por erradicar la más mínima manifestación de felicidad…
Destaca su odio a los
automovilistas: decretó un reglamento de tránsito que criminaliza a los
conductores con tal saña que provocó la solicitud de amparos ante una ley que sospechosamente
implantó cientos de cámaras (a través de un contrato con un particular), para detectar,
filmar y usar como prueba delictiva cualquier actitud que no implique mantener
una actitud robótica al conducir…
Tras ser regañado por el
presidente debido a su ineficacia en materia ambiental, Mancera se desquita con
los capitalinos e impone más restricciones para el uso del automóvil cuando el
servicio de transporte público es de los peores del mundo… ante la oleada de protestas
dijo en tono burlón: “Ni modo”... así, no dudo que en breve será un delito
tirarse un pedo mientras se maneja…
Hay que reconocerle otro mérito: haber
sepultado el último reducto de izquierda que conservaba el Partido de la
Revolución Democrática en el país, pérdida de un rincón con el que deberá
cargar en su espalda y que, gracias a Dios, servirá de epitafio a su mediocre
carrera política…
Mancera sueña con ser candidato a
la presidencia en el año 2018, enarbolando su odio por la dignidad humana como
ideario político, haciéndose cirugías plásticas y tomándose selfies con el papa Francisco para
mostrar su lado amable… más no se da cuenta que ese desprecio le hará ver
frustrados sus anhelos al verse opacado por el vilipendio de millones de
votantes que lo perseguirán, cual conciencia, ante cualquier intento de
mantenerse vigente en la nómina del gobierno federal…
Si no es suficiente el rechazo de
la opinión pública y su entrada al basurero de la historia política por su despotismo,
hay un pequeño detalle que al parecer la soberbia le ha hecho olvidar a Mancera:
nunca se debe escupir al cielo…
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