Comprar un libro en México ya es un lujo



1.
Hace algunos días acudimos a la sucursal Miguen Ángel de Quevedo de las librerías “El Sótano”, encontrándome con la sorpresa de que los libros se han convertido en un objeto pomposo al que ya es cuasi imposible acceder…

La cadena de librerías “El Sótano” (fundada en el año 1967), es un lugar barato si se le compara con los precios que en ocasiones ofrece su competencia: las librerías “Gandhi” (ambas situadas a escasos metros de distancia)… si hablamos en términos de comodidad, ambiente, espacio, los mencionados precios y la distribución de los libros, me inclino más por pasarme las horas en “El Sótano” mientras decido mis compras…

El asunto es que en mi última visita a este lugar descubrí que los libros en mexiquito alcanzaron importes “estratosféricos”, los cuales en menos de un año se han duplicado (en algunos casos hasta triplicado), convirtiéndolo de un día para otro en un producto casi inaccesible…

¿Pero qué hay detrás de la saña con la que se ha transformado al libro en un “bien suntuoso”?... cifras vergonzosas cuyas consecuencias al gobierno mexicanito, en materia de cultura, le son indiferentes…

2.
Comencemos con el análisis de esta situación...

En materia de sueldos el actual gobierno acordó otorgar un aumento general a los salarios mínimos a partir del 1 de enero de 2014, los cuales estableció en el siguiente rango: el más bajo $63.77 pesos diarios y el más alto $67.29… esto equivale a $2,018 pesos al mes, unos 168 dólares (el presidente enrique peña nieto gana en los mismos 30 días la agraviante cantidad $319,628 pesos)…

El precio de la llamada Canasta Básica Alimentaria (definida como el conjunto de bienes y servicios indispensables para que una familia pueda satisfacer sus necesidades básicas de consumo a partir de su ingreso y contempla alrededor de 80 artículos, entre los cuales encontramos productos para la despensa y algunos servicios), es de $1,737.13 pesos al mes (obviamente esto no incluye el pago de renta ni de servicios médicos, consulta y medicinas), ni colegiaturas (tampoco libros, cuadernos, plumas, lápices, gomas ni demás material escolar y mucho menos uniformes), no contempla el pago a créditos (tarjetas bancarias, hipoteca o autofinanciamiento), ni mucho menos asistencia a espectáculos o centros esparcimiento…

A esto se debe agregar la ridícula cifra “oficial” de que los mexicanos invierten en el llamado “gasto en cultura” el equivalente al 3.8% de su ingreso total mensual, esto es, $3.8 pesos por cada $100 que gana… en números reales tenemos que para toda una familia el jefe de la casa (si pensamos que mantiene a una esposa y dos hijos), destina de su salario mínimo mensual $76.71 pesos en adquirir conocimiento…
 
Sin embargo, este número es engañoso si se compara con los datos proporcionados por la última “Encuesta Nacional de Consumo Cultural” (ENCC), pues no se define lo que es un “producto cultural”, de aquí que se contemple libros, discos de audio y video, revistas, archivos en medio magnético y otros productos que en su conjunto el 47.1% se adquiriere en la vía pública…


Para el “consumo cultural” en materia de libros, la ENCC señala que un 59% de los lectores los compró nuevos, al 36% se los prestó un amigo o familiar, al 20% se los regalaron, otro 20% fueron facilitados por una biblioteca, el 7% se fotocopió y el 7% se obtuvieron gratuitamente de internet… 

Como mera referencia señalemos que del total de dinero gastado en cultura, el 17.6% se usó en comprar productos vía internet, el 6.7% en cursos y el 1.9% en espectáculos en la calle…

3.
Una vez delimitado el contexto de la economía, el ingreso y los consumos de cultura y libros, regresemos con la sorpresa que me encontré en la librería “El Sótano”…
 
Después de consultar la lista de los libros que pensaba adquirir (y una vez asustado por lo exagerado de sus precios), usé el “plan B”: decidí sustituir mis títulos originales por los siguientes textos (incluyo sus respectivos precios):

- Retrato en sangre, de John Katzenbach, $220
- Nubes de kétchup, de Annable Pitcher, $244
- Doctor sueño, de Stepehn King, $299
- Vientos de cuaresma, de Leonardo Padura, $155
- Con el diablo adentro, $159 y De pronto me encontré que yo era exorcista y sanador, $112, ambos de David Enciso
- Astrología y Tarot, de Beatriz Leveratto, $473 (éste último adquisición de mi esposa)

Me dolió no adquirir “El ángel caído” (su precio de $620 se me hizo insultante), la novela de William Hjortsberg que posteriormente el director Alan Parker supo llevar adecuadamente al cine bajo el nombre de “Corazón satánico”, misma que sirvió para consagrar la carrera cinematográfica del aún reconocible rostro de Mickey Rourke…
  
El total a pagar fue de $1,662 (el equivalente a unos 125 dólares)… pero quedémonos en “pesos” para llegar a esta escalofriante conclusión: para poder realizar esa compra una persona que gane el salario mínimo tendría que haber reducido a sus $2,018 mensuales estos $1,662, quedándose con sólo $356, que por la terrible inflación que este país padece no alcanzaría para mucho, pero que nos deja claro que el cliente tendría que quedarse en su casa y dejar de comer durante un mes para adquirirlos…

Cómo le hice para pagar los libros? me encerré en mi casa y dejé de comer durante un mes? seré que gano más del salario mínimo?... ninguna de las anteriores respuestas es la correcta, cuando se tiene el terrible vicio de leer se acude al plan “C” si se desea seguir haciéndolo: pagar con tarjeta de crédito…

4.
Ha llegado el momento de alarmarnos pues estos precios hacen imposible adquirir libros?

o…

Debemos estar de plácemes porque ahora sí tenemos una razón válida para argumentar por qué mexiquito un país de NO lectores, y con este pretexto, quitarnos esa imagen de pueblo de ignorantes que tanto nos restriegan en la cara las estadísticas internacionales?

No es tan sencillo…

5.
Los libros en mexiquito son más caros que en Estados Unidos, Chile, Inglaterra, Argentina o España, aparte de que los tirajes aquí son bastante pequeños: 2,500 ejemplares máximo… sí, pero en este país los precios de la luz residencial, por el uso de carreteras y autopistas, el servicio de internet, el azúcar, la gasolina y el gas, la telefonía celular, los servicios bancarios, la televisión por cable y el metro son los más caros del mundo… y sin embargo, la mayor parte de los mexicanitos pagan por ellos sin protestar mucho…

Y aquí llegamos a una contradicción: cómo es posible que con un sueldo tan miserable los mexicanitos hagan magia para poder consumir algunos productos y servicios que son considerados un lujo (cuya satisfacción obtenida no pasa de ser efímera), y no son capaces de invertir en un libro, cuyos beneficios son más duraderos?

Pese al exagerado precio de los libros estos resultan aún más baratos que comprar bebidas alcohólicas, adquirir la camisa de moda o conseguir el teléfono celular más moderno, por no mencionar los miles de pesos que cada mexicanito gasta en promedio al año en comida rápida ($3,604), refrescos de cola ($2,613) y alimentos en puestos callejeros ($2,008)…

Un ejemplo más concreto: según la Procuraduría Federal del Consumidor, durante el pasado Super Bowl XLVIII, realizado en el mes de enero de 2014, los mexicanitos gastaron estas cantidades: el precio promedio de un televisor LED para verlo fue de $4,998… el desembolso aproximado de botanas y comida chatarra fue de $108 por persona… el consumo de cervezas o alcohol ascendió a $250 por sujeto… si se compró la chamarra “oficial” de algún equipo se gastó $1,399… y si se asistió a un bar o cantina el gasto individual fue mínimo de $400…

Así las cosas, realmente podemos decir que los habitantes de este país no leen porque los libros están muy caros… o porque realmente no les interesa?

6.
Históricamente el mexicanito es un consumidor nato, ya que obtener y ostentar da cierto prestigio, que es el sinónimo (mal interpretado) de elitismo, prosperidad, posición social y riqueza… por ello es que para las ya muchas generaciones que han habitado este país no hay el mínimo interés por la política ni la justica: mientras puedan ser derrochadores compulsivos, tener diversión y gocen del estómago lleno, no les importa la democracia ni que sus respectivos gobernantes sean corruptos y los tengan hundidos en la ignorancia…

El que los libros sean caros y que en consecuencia en mexiquito las clases sociales con menos recursos no lean, no necesariamente es sinónimo de analfabetismo ni pobreza, en realidad está relacionado con la falta del hábito de la lectura pues está confirmado que las clases media y alta tampoco leen…

 
Se ha dicho y repetido que la falta de interés en la lectura también tiene un cómplice: la indiferencia desde hace décadas de sus gobernantes, pero a nadie parece importarle mucho esta verdad…
       
Un ejemplo de esto lo tenemos en mi opinión en los propios habitantes de este país: eligieron a su actual presidente, el cual destacó en su campaña presidencial por dar ejemplos de ser un tipo que no lee: su incapacidad de citar tres títulos de libros que hayan sido importantes en su vida, no lo hace menos patético que la gente que le entregó el poder para desgraciar la vida de más de 100 millones de personas…

7.
Podemos ya incluir, entonces, el novedoso pretexto de que la falta de lectores en este país es exclusivamente culpa de los precios altos?... acusamos nuestros gobernantes de inducirnos a la ignorancia?… hacemos también co-responsables al gobierno y a la sociedad de la falta de interés en la lectura?... por supuesto que sí, pero aparte de los tres cuestionamientos anteriores, se debe agregar a este gran problema otros actores que intervienen activamente, como la iniciativa privada, la iglesia y las trasnacionales: sólo así se puede aplicar la máxima de que “un gobierno corrupto y los círculos de poder que lo componen, necesitan de una población ignorante para manipularla y reproducirse dentro del poder”…

8.
Si decidimos no entrar en las muchas más actuales razones por las cuales no se lee, y nos limitamos a reiterar la de los exagerados precios de los libros, supongo que otro novedoso argumento (para llevar la contraria), se le ocurrirá a alguien ante la siguiente opción para poder hacerlo:

De acuerdo a los últimos datos disponibles sobre la "Red de Bibliotecas públicas del país", están a disposición de la sociedad, y de manera totalmente gratuita, 52.5 millones de libros… y pese a esto, se calcula que el 43% de los mexicanitos nunca ha visitado este tipo de espacios en su vida…

Hay otra opción, pero creo que es una fantasía a la que también alguien le buscará un buen pretexto: que los mexicanitos exigieran al gobierno subsidiara a las editoriales para que a su vez estas bajaran el precios de los libros… pero esta sí que es una ilusión que nunca se cumplirá, ni siquiera en la mente ni a través de la pluma de alguna de nuestras grandes promesas literarias de la ciencia ficción…

9.
Independientemente de las reflexiones anteriores, no está por demás hacer el llamado a las editoriales y a las librerías para que reflexionen sobre si lo que ellos califican la “crisis que está padeciendo actualmente el sector editorial”, tiene su origen la falta de lectores país o si realmente obedece a que los pocos lectores que existimos vemos que mes a mes a los libros los están convirtiendo en un objeto de lujo…

Mejor que alguien nos responda lo siguiente: por qué las editoriales y las librerías decidieron traicionarnos y también convertirse en nuestros enemigos, pasándose al bando de los que están obsesionados con que en este país no se lea?

2 comentarios:

  1. Saludos hermano... Usted abre una caja de pandora con este tema. Los oligarcas de los paises latinoamericanos son los que siempre han controlado el negocio de la imprenta y la literatura, y ellos saben que tal y como lo afirmó Simón Bolívar "Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción", es por eso que a esos señores no les conviene que las clases populares se instruyan o desarrollen el hábito de la lectura... Pero a cambio, esa misma oligarquía, si se asegura que al pueblo no le falte la cerveza bien barata. Al menos aquí en Venezuela, desde hace 14 años, el gobierno socialista realiza regularmente las ferias itinerantes FILVEN (feria internacional del libro en Venezuela); mi esposa y yo hemos asistido y los precios de los libros son bien solidarios, amén de que muchos clasicos universales los entregan gratuitamente al pueblo en esas ferias, como el de Don quijote o Los miserables (solo por citar algunos). Pero eso solo es posible en un gobierno socialista de izquierdas, pues a la derecha lo que le conviene es tener al pueblo sumido en la oscuridad de la ignorancia.

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  2. así es amigo: pero acá en mexiquito incluso se invierte mucho más dinero (millones de dólares a diario), para producir programas de radio, pero sobre todo de televisión a través de esa porquería llamada televisa, con los que se estupidiza más a la gente por medio de argumentos superfluos, la pícara vulgaridad, el insulso futbol o inventado tramas político-policiacas que apenas y tocan por encima la asquerosa corrupción que permea en este país, pero sólo para desvirtuarla y canalizar la atención del respetable hacia otros aspectos de la miseria humana que permea a los habitantes de este país… y con todo sería mucho más barato regalar educación y cultura que fabricar ignorantes…

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